jueves, 21 de noviembre de 2013

¿Pero ehto qué poya éh? Villancicos atroces

Últimamente ando muy pesada con mi manía por los años ochenta, y creo que la razón es más que obvia, aunque desconocida para vosotros, sutiles lectores:

En realidad, yo lo que soy es una niña de los noventa.

Y lo peor de todo es que mi adolescencia la pasé en los plenos dos miles. Ello quiere decir que viví el primer Gran Hermano sobre los quince años, y, tan sólo un año después, el primer Operación Triunfo, que nos puso a todos a cantar al ritmo -porque la letra a ver si había cojones a entenderla- de Rosa de España.

Con semejante panorama, que nadie se extrañe de que me haya ido unas cuantas décadas atrás con respecto a muchas cosas lúdicas; y que en cuanto a trabajo y literatura, directamente me haya teletransportado a otro siglo.

Una de las mejores muestras de lo que digo viene de la mano de un pernicioso recuerdo que me vino a la mente justo ayer. Os pongo en antecedentes.

Como ya suponéis, trabajo dando clases, y la verdad es que me lo paso francamente bien. Siempre hay días en que desearías haber estudiado cómo manejar un arma de fuego en lugar de una carrera de letras; pero en el fondo los chicos son estupendos, y da gusto verlos aprender poco a poco, así como observar lo buenos que pueden ser en determinadas situaciones. De hecho, el otro día tuvimos una excursión, y varias niñas estuvieron rascando sus bolsillos para ayudar a su amiga a pagar el importe del autobús. Cuando quieren, les salen verdaderos momentos Nescafé.

En mi lugar de trabajo, la proximidad de la Navidad implica tres cosas importantes: la primera, que ya me puedo poner a corregir y pasar notas como una cerda, porque luego llego al final de la evaluación con la lengua fuera. La segunda, es el concurso de Belenes, elaborados por cada clase con temática libre -sé que nunca podré hacer un Belén zombie-; y la tercera, de la que pienso ocuparme hoy, es el concurso de villancicos.

Cada año, antes de que todos salgamos por patas de vacaciones, todas las clases preparan un villancico para ver quién tiene más gracia y salero. Es una actividad común en la que luego todos nos echamos unas risas, y a los chavales les encanta, la verdad. 

El año pasado me tocó ser tutora por primera vez, y hube de estrujarme el cerebro en busca de un villancico adecuado a las treinta y dos almas que me habían tocado en suerte; porque las bases del recital del curso anterior se resumían en que el villancico elegido tenía que ser infantil, y yo de eso pilotaba más bien poco. Total, que al final encontré una ochenterada de las mías -como no podía ser menos- y me saqué de la manga una coreografía estilo Onda Vaselina. Todo iba como la seda... hasta que a los chicos les entró la vergüenza, y decidieron que lo de aprenderse la letra no iba con ellos, y que mejor se callaban todos y mariquita el último. Conclusión: nos dieron las gracias y los buenos días, y con suerte, por ser Navidad...

El caso es que este año, vuelvo a una tutoría renovada, donde mis pequeñuelos parecen tener ciertas ganas de marcha. Además, el villancico será de tema libre, con lo que tengo más manga ancha para buscar. Y como he decidido ser previsora y que no me pille el toro, comencé a buscar hace tan sólo un par de días. Ha habido ideas buenas, pero para eso no os voy a contar nada ¡Menuda chorrada entonces! Lo que quiero compartir es la retahíla de despropósitos musicales que puedes encontrar en internet si quieres ser un poco original.

Todo comenzó cuando el ínclito Paco Fox, que escribe puntualmente en este blog , decidió mostrarnos este coso navideño perpetrado por los Erasure. De un disco COMPLETO de canciones de Navidad, ahí es nada:



A partir de ese momento, mis neuronas se activaron, y comencé a buscar, como siempre, en lo más raro que cabe en ese trastero sin fondo que es mi memoria creativa. "Busquemos villancicos con un estilo original" pensé, "así seguro que salen cosas chulas".

Y... bueno... si por "cosas chulas" entendemos lo que siguió... entonces es que este blog lo lee mucho perturbado, y que estáis casi tan enfermos como yo por buscar semejantes mierdacas a las tantas de la madrugada.

Mi primera idea, quizá por ser la más manida, fue mirar los consabidos villancicos flamencos. Suelen ser, en la mayor parte de los casos, los clásicos villancicos de toda la vida, pero con cantaores y con guitarras y palmas de fondo. Pero claro, yo tenía que ir más allá. La cutrez no tiene límite, hasta que conoces a los Arábiga y su videoclip Su carita divina, donde mezclan lo mejor del estilo rockero y la voz aflamencada en estado puro:


Como se puede observar, los chiquillos son un derroche de poderío, a pesar de que el fondo en el salón de su casa no ayude mucho a meternos en situación. Eso sí, todo va con espumillón, y muy bien decoradito, para que se vea que es un villancico. Y con chupa de cuero. ¡Ese es el espíritu!

Siguiendo adelante con mis pesquisas, trato de buscar alguna idea dentro del rock o el heavy que sea lo bastante molona y accesible para el concurso. Por supuesto, una de las mejores cosas que encontré fue ésta:


Pero no nos engañemos. Por mucho que mole, mis niños aún no han cambiado la voz para tenerla como Christopher Lee. Y todo lo que baje de eso sería una deshonra para el buen señor. Así que, descartado. 

Ante tal tesitura, me cambio de género, y busco por ahí a ver si hubiera algo en pan techno, dance, o cualquiera de los estilos que yo, en mi ignorancia, termino calificando como "chunda chunda". Y héte aquí que tampoco hay nada. Salvo versiones de los clásicos que alguien se ha atrevido a calificar de remix, y que yo defino de forma más simple como "una puta mierda":


Y esto es sólo un ejemplo, conque calculad vosotros mismos...

Finalmente, mi último cartucho de aquella noche estaba en mi infancia. Y con ello no me refiero a las cintas de cassette que ponía mi abuelo, donde cantaban niños con aquella estridente voz de pito. De hecho, siempre que oigo ese tipo de bazofia musical, se me viene automáticamente a la cabeza El día de la Bestia de Álex de la Iglesia, quizá porque son lo más cercano al satanismo que te puedes echar a la cara. Pero dejemos de divagar, porque con "mi infancia" me estaba refiriendo a los años noventa, época en la que volvieron a ponerse de moda los cantantes infantiles, algunos, de poca monta, como Ramsey y su éxito regalado en los McDonald's junto con los Happy Meals, Hamburguesa -NO ES COÑA-, y que era una auténtica basura casi tan grande como la comida. Para que veáis que no miento, paso un enlace donde he encontrado una versión de 2007, pero la original era mucho peor:

http://www.ritmic.com/pequenas-grandes-voces-musica-infantil-343068/hamburguesa-5950841.html

El grupo por excelencia, que literalmente lo petaba en aquellos años oscuros, fue Bom Bom Chip, con rimas tan curradas como "Llena tu nevera con kilos de peras", "Ay, ay, ay, ay, tengo un novio de Hawaii", etc. que se incluían en temas tan atroces como Multiplícate por cero, Déjame en paz, Miércoles, y así una larga lista de ignominias. El recuerdo, como es lógico, me dio escalofríos, pero debía sobreponerme. ¿Tendrían los Bom Bom Chip alguna canción de Navidad que, además, se ajustara a mis expectativas?


Si mis expectativas eran algo medianamente decente, desde luego que no.

Después de la última puntilla, decidí irme a dormir. He de decir, en justicia, que ya he encontrado alguna buena idea que debo compartir con los chiquillos, para que elijamos nuestro hit navideño y lo pasemos bien haciendo una divertida actividad entre todos. Pero esto es como todo, para llegar a la gloria, todo héroe ha debido previamente descender a los Infiernos. Hasta para mirar villancicos en noviembre.


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